Aquí estoy entre paredes y cristales que no me escuchan y nada pueden hacer por mí, sin un abrazo ni una caricia, ni siquiera una sonrisa que me diga que todo va a estar bien.
Grito, pero nadie me escucha, estoy cansada de luchar. Mí alma está cansada, está ahogada, en un llanto que no parece ver el final.
Tengo tantas ilusiones hechas trizas, tantos sueños enterrados en la arena de mis mejores días contigo y mis peores pesadillas a tu lado. He aprendido a seguir sola, con la espada en alto para estar en la batalla, y no darme por vencida ni aun vencida, como lo estoy ahora.
Ya no se que hacer al parecer te entregué mi corazón y lo tiraste a la basura. Hoy no he logrado recuperarlo de entre tanta malicia y tanta mentira, está perdido esperando que algún día lo encuentren aún con vida.
Cuenta una antigua leyenda que un niño que estaba por nacer le dijo a Dios:
-Me dicen que mañana me vas a enviar a la Tierra, pero, ¿cómo viviré tan pequeño e indefenso como soy?
-Entre muchos ángeles escogí uno para tí, que te está esperando: él te cuidará.
-Pero dime: aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreir, eso basta para ser feliz.
-Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz.
-¿Y cómo entenderé lo que la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los humanos?
-Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar, y con mucha paciencia y cariño te enseñará a hablar.
-¿Y que haré cuando quiera hablar contigo?
-Tu ángel te juntará las manitas y te enseñará a orar.
-He oido que en la Tierra hay hombres malos...¿ Quién me defenderá?
-Tu ángel te defenderá aún a costa de su propia vida.
-Pero estaré siempre triste porque no te veré más, Señor.
-Tu ángel te hablará de mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque yo siempre estaré a tu lado.
En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo pero ya se oían voces terrestres, y el niño, presuroso, repetía suavemente:
-Dios mío, si ya me voy dime su nombre, ¿cómo se llama mi ángel?
-Su nombre no importa, tú le dirás MAMÁ...
Viviré este día como si fuese el último de mi existencia.
Hoy acariciaré a mis hijos mientras son niños aún;
mañana se habrán ido, y yo también.
Hoy abrazaré a mi mujer dulcemente y la besaré;
mañana ya no estará, ni yo tampoco.
Hoy le prestaré ayuda al amigo necesitado;
mañana ya no clamará pidiendo ayuda,
ni tampoco yo podré oir su clamor.
Hoy me sacrificaré y me consagraré al trabajo;
mañana no tendré nada que dar,
y no habrá nada que recibir.
Viviré este día
como si fuese el último de mi existencia.
Y si no lo es, daré gracias a Dios...
Hay dos días en cada semana de los cuales no debemos preocuparnos, dos días que deben mantenerse libres de temores y aprensiones. Uno de estos días es AYER, con sus errores y preocupaciones, sus faltas y desaciertos, sus dolores y sus penas. AYER ha pasado para siempre más allá de nuestro control. Todo el dinero del mundo no puede devolvernos el AYER. No podemos deshacer un solo acto que hayamos realizado; no podemos borrar una simple palabra que hayamos dicho....AYER se fue.
El otro día del que no debemos preocuparnos es MAÑANA, con sus posibles adversarios, sus preocupaciones, su prolongado y pobre rendimiento. MAÑANA está también más allá de nuestro control inmediato. El sol de MAÑANA saldrá ya sea con esplendor o detrás de una masa de nubes - pero saldrá. Hasta que lo haga, no tenemos seguridad en MAÑANA, porque no ha nacido.
Esto nos deja un solo día....HOY. Cualquier persona puede pelear la batalla de solo un día. Es solo cuando usted y yo añadimos el AYER y el MAÑANA que nos desmoronamos. NO es la experiencia de HOY que vuelve loca a la gente - se siente amargura o remordimiento por algo que pasó AYER y el temor de lo que MAÑANA traerá. Por consiguiente, vivamos un día a la vez !!!
Autora: Carina Otto.
Una noche cualquiera
sentí tus pasos llegar.
Eran el anuncio de las palabras
y las melodías,
y los besos que el mar desvistió despacio
dibujando mis flores y tu abrazo eterno.
Satoshi Richard.
Querido Sato:
No, yo no te voy a abandonar tampoco este verano, ni el que viene, ni el otro, ni en esta dura que te toca pasar. Hasta que tu vida se apague de forma natural, quiero disfrutar de tu compañía.
Sato es mi perro. Es un Pit Bull y llegó a mi casa hace unos años. Desde entonces, su entorno, su universo, somos mi familia y yo. Todo lo que en su instinto le impulsa a querernos, es nuestro olor, nuestra voz, nuestro tacto cuando le acariciamos.
Dicen que los animales no tienen alma, no lo sé ni me lo pregunto porque empiezo por dudar de la existencia de la mía. Pero sí hay una cosa que me une a él sin fisuras, ambos tenemos el mismo sistema nervioso, padecemos el dolor, y somos esclavos de las mismas miserias.
Por eso, cuando pienso en esas personas que llegado el momento abandonan a su perro en medio de la nada, me estremezco al pensar en Sato, sin comer en varios días, sin agua con la que apagar su sed, y adivino su desconcierto, su soledad, su sufrimiento...
Satin, desde que está conmigo, ha confiado en mi, y cuando algo le causa dolor, o le regaño, me mira con esa mirada suplicante que no engaña nunca. He leído en alguna parte que, los perros, a hora de la muerte, confían en que su amo les va a sacar del trance, voy a tratar desde aca ,desde el otro lado del oceano de estar lo mas cerca tuyo en este momento.
Querido Satin: no, no te voy a abandonar este verano, ni el que viene, ni el otro... y me gustaría que fueses capaz de entenderme para poder decirte lo que te quiero.
Papá Richard., tu amigo terminando la nota llorando..
A veces las olas no me regalan su blanco beso de espuma
su blanco instante,
olas sin ruido que en esta noche me arrullan .
A veces.
A veces las nubes no quieren darme su dulce beso de lluvia
su dulce exceso,
nubes del alma que en esta noche me injurian.
Tormenta y rabia
que muerden las arenas y el coral
que hay en mi pecho.
Tus ojos quietos
tus ojos que ya no quieren llorar,
y este tumulto de nada
que en mis manos atesoro por si lo quieres mirar.
A veces.
A veces las olas, en la playa, rompen sin gritar.
Cantabrico te vine a buscar, Cantabrico te dejo despues que me diste todo,otros mares me reclaman, aca te dejo en buenas manos y quedara la presencia de un argentino que un buen dìa tubo un sueño y lo cumplío.
Satoshi Richard.