Querido Sato:
No, yo no te voy a abandonar tampoco este verano, ni el que viene, ni el otro, ni en esta dura que te toca pasar. Hasta que tu vida se apague de forma natural, quiero disfrutar de tu compañía.
Sato es mi perro. Es un Pit Bull y llegó a mi casa hace unos años. Desde entonces, su entorno, su universo, somos mi familia y yo. Todo lo que en su instinto le impulsa a querernos, es nuestro olor, nuestra voz, nuestro tacto cuando le acariciamos.
Dicen que los animales no tienen alma, no lo sé ni me lo pregunto porque empiezo por dudar de la existencia de la mía. Pero sí hay una cosa que me une a él sin fisuras, ambos tenemos el mismo sistema nervioso, padecemos el dolor, y somos esclavos de las mismas miserias.
Por eso, cuando pienso en esas personas que llegado el momento abandonan a su perro en medio de la nada, me estremezco al pensar en Sato, sin comer en varios días, sin agua con la que apagar su sed, y adivino su desconcierto, su soledad, su sufrimiento...
Satin, desde que está conmigo, ha confiado en mi, y cuando algo le causa dolor, o le regaño, me mira con esa mirada suplicante que no engaña nunca. He leído en alguna parte que, los perros, a hora de la muerte, confían en que su amo les va a sacar del trance, voy a tratar desde aca ,desde el otro lado del oceano de estar lo mas cerca tuyo en este momento.
Querido Satin: no, no te voy a abandonar este verano, ni el que viene, ni el otro... y me gustaría que fueses capaz de entenderme para poder decirte lo que te quiero.
Papá Richard., tu amigo terminando la nota llorando..
esta hermoso te comprendo por que es mismo es mi perrito para mi familia.
Escrito por sagrario a las 4 de Diciembre 2010 a las 02:38 PM