¿Qué mundo es éste que estamos construyendo en el que los ancianos, que acumulan la experiencia de toda una vida, son contemplados como un estorbo en nuestra quehacer cotidiano?
Lo más terrible del asunto es que en este "mundo occidental y civilizado" en el que vivimos, el anciano, el abuelo, es una figura que lejos de representar la sabiduría, adquirida tras una dilatada vida cargada de experiencias, es un estorbo, pero que, eso sí, viene de perlas para cuidar a los nietos, porque sale más barato (gratis) que una "NANA" y, además, infunde más confianza. Sin embargo, para todo lo demás, todo aquello que diga, piense o haga el anciano es producto de que está "acabado".
Éste es el maldito mundo en el que vivimos y del que son sentimos tan orgullosos, hasta el punto de que nos permitimos el lujo (o, mejor dicho, cometemos la osadía) de dar lecciones a países "subdesarrollados" (empobrecidos) de lo que está bien y lo que está mal, cuando, paradójicamente, es en esos lugares donde el anciano disfruta de más respeto, porque para eso es el miembro de la familia que más experiencia acumula. Incluso en ciertas sociedades "atrasadas", en las que la "caja tonta" aún no ha colonizado la vida familiar, persiste el Consejo de Ancianos, donde se reúnen los más sabios. Algo completamente impensable en nuestro "mundo".
Mi generación, en cambio, dudo mucho que tenga y llegue a tener algún día la paciencia y el cariño de nuestros abuelos. Nosotros (estúpidos e irreverentes "sabelotodo" de medio pelo) no tenemos tiempo para estas "tonterías". Pero de lo que tenemos que ser conscientes es que algún día seremos nosotros los ancianos, los abuelos. Sólo entonces comprenderemos lo difícil que es ser un miembro de la "tercera edad" en una sociedad en la que se trata al "viejo" (sin la carga peyorativa que lleva hoy en día) como un perro. Qué pena de mundo moderno.
El abuelo - hoy más que nunca - no puede ser esa criatura venida a menos, arrumbada ya un poco por la historia.
Ser abuelo - hoy más que nunca - no es para empezar a entornar la puerta de nuestra vida, sino que es empezar a abrirla más aún a la espera y la esperanza de ese nuevo florecimiento de la sangre que son los nietos.
Ser abuelo es estar listo para dar nuestra experiencia y nuestra transigencia y nuestra sonrisa hecha de entusiasmos y de sabios fracasos.
El abuelo ha pasado ya por casi todo y sabe que no vale la pena correr demasiado ni perseguir a costa de la vida algo que no tiene más valor que el de lo temporal y transitorio.
El abuelo es la entrega experimentada, el amor sin sobresaltos, la verdad hecha día a día.
El abuelo - los abuelos - están ahí, en medio de nosotros, y hay que sentirlos como lo más próximo y lo más radical de nuestra corta existencia.
Escrito por mi tribu urbana a las 20 de Diciembre 2005 a las 07:30 AM
¡Qué grandes verdades dices en tu post de hoy, Patri!
El problema de la sociedad actual es que creen que van a ser eternamente jóvenes.
Para cuando muchos quieran darse cuenta, será demasiado tarde. Triste, pero verdad.
Quiero aprovechar para desearos que paséis una FELIZ NAVIDAD en compañía de vuestros seres queridos.
Un abrazo.
lastima que yo nunca pude disfrutar de mis abuelos pero eso no impide que uno como persona no pueda tratar al resto con el cariño que normalmente se le profesaria a cualquier persona
saludos desde el tropico melancolico
Escrito por Newton a las 20 de Diciembre 2005 a las 12:38 PM