"Los zapatos de Jesús"
Todos sabéis lo que es un zapatero. Es un hombre que hace zapatos. Un día Pedro tomó un poco de cuero e hizo un par de hermosos zapatos de niño. Eran los más bonitos que había hecho. Cuando estuvieron terminados, los envolvió en papel de seda, los metió en una caja y colocó la caja en el estante de su tienda. Algún día, pensaba Pedro, vendrá una señora rica y comprará mi precioso par de zapatos de niño.
A medida que pasó el tiempo, Pedro olvidó todo lo referente a sus zapatos. Llegó la víspera del Corpus y esa noche Pedro fue a confesarse. Quería recibir a Jesús la mañana del Corpus Christi. Volvió a casa, rezó sus oraciones y se acostó. Mientras dormía tuvo un sueño. En el sueño se le acercó Jesús y le dijo que al día siguiente pasaría por su calle y que, si se lo pedía, entraría en su tienda. Luego Jesús desapareció.
Cuando Pedro se despertó por la mañana, lo primero que recordó fue su sueño. Fue a Misa, comulgó y, después de participar en la procesión del Corpus, volvió corriendo a limpiar su tienda, porque Jesús vendría a visitarle. Pedro se sentó cerca de la ventana mirando y esperando. Apareció un anciano. Sus vestidos estaban gastados y rotos. Pedro le invitó a pasar. Después de que hubieron hablado un ratito, el pobre anciano se marchó, pero Pedro volvió a su ventana a esperar a Jesús. Se sentó y estuvo el día esperando, pero Jesús no llegaba nunca.
Por fin comenzó a oscurecer. Se hacía de noche y comenzó a llover. Pedro empezó a ponerse triste. Quizá había dejado pasar de largo a Jesús. De pronto, aparecieron por la calle una mujer y un niño. Eran muy pobres, y estaban calados por la lluvia. Pedro les invitó a pasar. ¡Cómo se alegró la señora! Pedro hizo sentarse a la señora y al niño, y la señora dijo que tenían hambre. Pedro puso la mesa y sacó un poco de comida. Pero se dio cuenta de que el niño no tenía zapatos y de que sus piececitos estaban muy fríos. Entonces pensó en el par de zapatos que tenía encima de la estantería. Se subió a una silla y bajó los zapatos. ¡Los zapatos se ajustaban muy bien a los pies del niño! Y Pedro se los regaló. La señora se puso muy contenta. Le dio las gracias por los zapatos y por la cena, y se fue.
Cuando la hermosa señora y su niñito hubieron salido, Pedro volvió a ponerse a la ventana para esperar a Jesús. Estuvo esperándole hasta las once de la noche, pero Jesús no llegó. Entonces Pedro se acostó y de nuevo Jesús se le apareció mientras dormía. Cuando vio a Jesús le dijo que le había estado esperando todo el día y que no había venido. Entonces Jesús sonrió: Pedro -dijo-, hoy he estado en tu tienda y tú has sido muy bueno conmigo. La Señora que llevaba al niño era mi Madre María, y yo era el Niño a quien diste los zapatos. Fuiste tan bueno conmigo, que he vuelto a darte las gracias. Y Pedro se sintió tan feliz que despertó de su sueño.
RIK_RDO....
me encanto, Jesus es tan grande, que a veces se presenta ante nosotros, y nosotros tan ignorantes que no le vemos, es tan grande su misericordia. DIOS TE BENDIGA.
Escrito por Elizabeth Neri a las 2 de Enero 2006 a las 12:30 AMEs una manera muy bella de pedirle al mundo que habra más los ojos y vea más allá del físico o posición social de una persona, valoremos las bellas oportunidades que DIOD nos dá para acercarnos a su camino.
DIOS el ser más bello nos espera siempre pacientes hasta que decidamos acercarnos a ÉL Y NUNCA ES TARDE CUANDO ES DE CORAZÓN... SAMMY
Gracias bendito padre por tu misericordia y bondades que regalas a cada instante en lo personal te agradesco por todo lo que me has entregado el dia de hoy y todo lo que me tienes preparado para mañana, Padre Santo no pido nada para mi solo te pido por los que mas te necesitan a mi ya me has dado de sobra.
Escrito por carlos a las 22 de Abril 2007 a las 11:28 PM