29 de Marzo 2005

Morir con Calvin Klein

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Se observa desde hace un tiempo a esta parte en la comunidad argentina que el problema de la droga se ha agravado y extendido velozmente, inserto como una cuña maldita en nuestras queridas familias.

Si bien se trata de un problema mundialmente reconocido, pareciera que son mayores los esfuerzos que se hacen para ocultarlo que por combatirlo, aún considerando los entes de nivel gubernamental, en los que se sigue teorizando y emitiendo comunicados al aire, mientras lo que vemos en la realidad es que no se implementan programas valederos para prevenirlo.


Una historia para pensar :
KETAMINA, LA NUEVA DROGA DE LOS ARTISTAS COOL

Morir con Calvin Klein

Varios amigos me habían contado sobre CK o “Calvin Klein”, en rigor un anestésico para gatos. Hasta que uno de ellos me invitó a su casa de Gran Avenida para probarlo. Ésta es la historia de aquel día.




Gonzalo León

Luis me había contado sobre una nueva droga. En rigor un anestésico para gatos. Me invitó a su casa de la Gran Avenida para probarla y acepté.

La ketamina es el anestésico disociado por excelencia. Se trata de un derivado de la fenciclidina (PCP) empleado como anestésico de acción corta.

-Quédate. No te vai a arrepentir. Es una experiencia única. -Me detuvo Luis, cuando me aprestaba a irme-. La “keta” me ha hecho un ser más sereno y profundo.

Sonó el timbre. Abrió la puerta de su casa a un tipo malagestado y dos mujeres que en total no superaban los cuarenta años. Se sentaron en el piso. Las mujeres abrieron dos botellas de cerveza. El malagestado extrajo de uno de sus bolsillos un frasquito que contenía un líquido amarillento.

-Llegó la tía “keta” -dijo agitando triunfalmente el frasquito.

El tipo me saludó y, luego, se quedó mirando a Luis.

-Bueno, ¿y?

-Ah, sí. Hey, León, pasa lo que trajiste.

Y entonces saqué un papelillo de cocaína y lo entregué. El tipo observó el contenido con desconfianza.

-Espero que no sea pasta.

El tipo me miró entonces con cierto recelo, acercó el papelillo a su boca y con la punta de la lengua probó del polvo.

-Cierto, cherto. -Tomó de una de las botellas de cervezas y continuó-: La vamos a pasar de maravillas con este Calvin Klein.

Una de las mujeres le pasó una jeringa que introdujo en el frasquito.

-Voy a necesitar dos cucharas soperas, un par de velas y algo que esté limpio pa´ poner en el suelo.

Luis se puso de pie y fue hasta la cocina.

-¿Qué es eso de Calvin Klein? -pregunté.

El tipo ya había llenado la jeringa por completo cuando mi amigo regresó de la cocina con los implementos necesarios. Sin mirarme, dijo:

-Me llamo Poncho. Calvin Klein es cocaína con ketamina. Pensé que Lucho te había explicado.

Poncho había encendido ambas velas y colocado la mitad del contenido de la jeringa en una de las cucharas soperas.

-Ya, Lucho. Me ayudai.


Poncho le pasó la otra cuchara sopera y la jeringa media llena.

La ketamina se consume esnifada en forma de polvo blanco, o inyectada por vía intravenosa. Se distribuye en ampollas. Es más económica que la cocaína pero difícil de encontrar aún en España, donde circula sólo a manos de los camellos que se abastecen en Londres (procedente de Estados Unidos). Para reforzar sus efectos es frecuente ingerirla mezclada con otras drogas como el éxtasis o cocaína. La mezcla de cocaína (C) con ketamina (K) se denomina “Calvin Klein” (CK).-Bueno, esto ya está. En unos instantes veremos cómo está la cosa.

Poncho tomó cerveza y, luego, mezcló la cocaína con la ketamina sobre el espejo retrovisor traído por mi amigo. Las mujeres, por primera vez, hicieron circular las cervezas, y el rito comenzó. Tras hacer las líneas pertinentes -dos por cabeza-, Poncho sacó de uno de sus bolsillos una pajita, que de inmediato me la pasó.

-Toma, ¿cómo te llamai?

-León -contestó Luis.

-Bueno, Güeón, anda a lavarla. La he llevado todo el día bajo el sobaco, y quién sabe el olor que debe tener.

Fui al baño, abrí la llave y puse la pajita bajo el chorro de agua durante un rato y enseguida encendí el secador de pelo y lo apliqué. Al salir del baño, me topé con una de las mujeres que me hizo una seña para que me apurase. Me apuré.

Al regresar a la sala, le pasé la pajita limpia y seca a Poncho y éste a Luis.

-El anfitrión primero.

Hasta en los ámbitos ligados a la drogadicción siempre se respetan ciertas reglas del Manual de Carreño.

Luis se abalanzó sobre sus líneas y esnifó una y luego la otra. Acto seguido, se tiró hacia atrás, miró el techo de su casa y suspiró con placer. Luego, el turno fue para las mujeres que no hablaban nada. Y fue incluso tierno ver cómo ambas se acariciaban el pelo cuando a cada una le tocaba jalar. De pronto, la pajita ya estaba en mis manos. Luis seguía mirando el techo, mientras que las mujeres se mantenían tendidas en el suelo abrazadas. Antes había jalado cocaína, pasta base y fumado marihuana, pero ketamina nada y menos esto que Luis se había encargado en llamar “CK” o “Calvin Klein”. Tenía mis dudas. Recordé la vez que había consumido un ácido y lo mal que me había pasado, así es que decidí preguntar:

-¿Para qué se usa esto?

-Para drogarse -contestó Poncho y todos rieron burlonamente.

Yo ya estaba sobre el espejo retrovisor que contenía las cuatro líneas que quedaban. Así es que mis preguntas rebotaban en el suelo.

-Me refería a qué uso médico tiene la ketamina.

-Ya te dije, León, que es un anestésico para gatos -dijo Luis con dificultad y molestia.

Ya. O sea que frente a mí tenía cocaína mezclada con anestésico para gatos. Yo soy León, pensé en ese momento. Y ante mi duda, Poncho tomó la pajita de mis manos y se tiró sus dos líneas. Luego, mirándome a los ojos, preguntó:

-¿Vas a querer o no, Güeón?

No sé si Poncho había escuchado mal, pero se obstinaba en decirme “Güeón” en vez de “León”. Tal vez eso fue lo que me dio el valor para arrebatarle la pajita y esnifar una de las líneas de “CK”. No sentí nada. Me tiré la otra.

La sensación era la de jalar cocaína con un efecto más volado, quizá más relajado, pero en realidad no veía nada de particular en eso. Me puse de pie, agarré un par de envases de cervezas y salí de la casa. En la botillería, aparte de las cervezas, llamé por teléfono a mi mamá y le hablé de política.

De regreso a la casa, todos estaban más compuestos, como con la tarea cumplida y listos para la siguiente. De hecho, Luis se ponía su chaqueta para salir.

-¿Me acompañai? -preguntó.

-¿Adónde?

-A la farmacia.

Hasta hace unos años, la ketamina se podía adquirir sin ningún problema en cualquier farmacia. Con el tiempo, la presentación de receta se ha hecho obligatorio.

Luis dio un portazo. Luego, pasé una de las cervezas a Poncho y, pese a que la actitud la encontraba muy hippie, volví a sentarme en el suelo.

-¿A qué fue? -pregunté entonces sin obtener respuesta.

Los efectos negativos de la ketamina son: taquicardia, hipertensión, alteraciones del humor, agitación, amnesia y anorexia Y en dosis altas puede producir: delirios, pseudoalucinaciones, cuadros psicóticos, catatonia y coma.

Cuando Luis entró a la casa, las tres colchonetas ya estaban esparcidas por el suelo, como en una de esas películas donde hay sexo, drogas y rock&roll. Luis se sacó la chaqueta y, al sentarse sobre una de las colchonetas, dijo:

-Si Juanito no nos salvara con la “keta” no sé qué haríamos.

-Grande Juanito. La otra vez vi una foto suya, aparecía como el empleado del mes de esa farmacia.

Luis entonces alcanzó su chaqueta y del bolsillo interior sacó una bolsita y se la pasó a Poncho. Poncho se apresuró a examinar el contenido.

-¡Ah! Miren chicas -dijo, exhibiendo cuatro jeringas y otro frasco de ketamina.

-A mí no me quedan más jales -sentencié.

-Tu amigo es muy simpático, Lucho. -Y luego mirándome, preguntó-: ¿Acaso no sabes, Güeón?

-Me llamo León -corregí algo molesto.

-Mira, Güeón -dijo enseñando las jeringas-, este frasquito de ketamina lo acabaremos a la antigua, ¿o no, Luchito?

Luis soltó una carcajada y, luego, las mujeres tomaron una jeringa. Una para ambas. O sea que una era para Poncho, otra para Luis y otra para mí. Mirando a Luis, dije:

-Pero tú sabís que a mí me da asco hasta sacarme sangre.

-¡Ah! O sea que Güeón es niñita. ¿Le tenís miedo a las agujas?

-Dije asco, no miedo.

Todos comenzaron a remangarse sus ropas. Aparecieron de la nada elásticos y destreza. Yo ahí sólo miraba, como un tonto. Las mujeres eran las más diestras. El elástico rodeando con fuerza la vena del brazo izquierdo. Pero Poncho en vez de su camisa, había elegido su pantalón, la pierna izquierda desnuda y llena de cicatrices, de “picadas”, como él decía. No me podía imaginar un lugar dónde pudiera inyectarse algo más.

-Yo pensé, tal como me dijo Luis, que la idea era esnifar “Calvin Klein”, tomar unas cervezas y ya.

-Eso -dijo Poncho- era sólo el aperitivo.

Recordé algunas historias contadas por el mismo Luis, en donde luego de inyectarse se veía en una especie de viaje astral. “Una vez me pinché y me fui tanto que vi mi propio cuerpo ahí tendido. La sensación era la de estar vivo muerto cabrón. Por eso al principio del viaje te da miedo. Pensai: me muero”.

-La ketamina hace bien, León -afirmó Luis de pronto-. En el fondo, no es una droga, sino más bien un medio.

-¡Están locos!

-Tranquilo, León -dijo Poncho y, en el acto, introdujo la jeringa en el frasco.

-Te repito; si querís no más -insistió Luis.

Poncho pidió perdón por empezar primero. Se introdujo la jeringa en la pierna, luego sacó sangre, tiñendo el contenido de la jeringa de rojo y enseguida vació la ketamina en su vena. Unos segundos después, se desplomó. El turno fue de las mujeres que compartían una jeringa y también se desplomaron, quedando como inconscientes. Antes que Luis lo hiciera, le dije:

-Esto es demasiado.

-Ándate luego, pero antes acompáñame en el inicio del viaje. Es un favor.

Observé al grupo “durmiendo” sobre las colchonetas y no me quedó otra que aceptar la petición de mi amigo. Luis me tomó la mano y con su mano libre se inyectó en el brazo izquierdo.

-Ándate cuando mi mano te suelte, no antes -alcanzó a susurrar antes de desplomarse.

ADVERTENCIA: LA DROGA PUEDE MATAR.



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Escrito por mi tribu urbana a las 29 de Marzo 2005 a las 12:06 PM
Comentarios

lei lo que escribiste y me llego ....hace 47 dias que estoy limpia, hay momentos que me parece que no voy a resistir mas .... tengo 20 años, me siento de 80 ....

Escrito por cami a las 4 de Abril 2005 a las 12:34 PM

El articulo me parece bueno,ppero no olviden que todo queda a criterio de cada uno.Si van a usar drogas haganlo responsablemente.saludos desde SUDAKALANDIA,ARGENTINA

Escrito por nico a las 16 de Mayo 2005 a las 09:21 PM

la quiero provar

Escrito por wiro a las 7 de Junio 2005 a las 11:01 AM

bien escrito, pero creo que este tipo de drogas es más que estar bien escrito. de hecho, tengo un amigo que todavía no sale de la ketamina y eso, para mí, es lamentable. en todo caso, este autor es conocido en chile. se llama gonzalo león y es cronista de un diario.

Escrito por kako a las 16 de Agosto 2005 a las 05:27 PM

esta historia me trajo un pco de reflexion por que bueno hace un buen tiempo que las cosas no hiban como uno piensa se prueba de todo pero llegar a una adicion es cosa de cojudos bueno solo quiero que recuerden esto una esta en todas pero ne termina en ninguna solo recuerden que la vida pasa y que cada momento que desperdiciamos son los que quisas no buelban nunca mas ,esto para aquellos que alguna ves estubieron en lias con esto pero bueno como ya lo dije solo una pregunta dime tu que lees esto ¿que quieres ser mas adelante o a que quieres llegar ? bueno no lo se pero si te has estado en esto mira hacia futuro see alguien por tu vida lucha lograte see alguien atte anthony p c,............. quisas yo no sea alguien pero espero que tu lo seas amigo =) ston560@

Escrito por ston560@ a las 8 de Octubre 2005 a las 03:27 PM

Las drogas: Algo muy polemico, pero adictivo! Desd mi punto de vista es algo irreparable para la sociedad, aquel que entra en contacto con alguna droga, afecta directamente su Sistema Nervioso y a la larga con el consumo frecuente puede dejar graves secuelas, que dificilmente desapareceran, es mejor buscar el placer en cosas no dañinas, que de igual manera nos pueden llevar a "un viaje astral" sin perjudicar nuestro roganismo,

Escrito por Jack a las 6 de Abril 2007 a las 08:13 PM

SI ME AYUDA CON LA ANOREXIA LA HARIA... PERO HAY MUCHO QUE PERDER...

Escrito por MACABRA a las 17 de Abril 2007 a las 03:45 PM

y bueno no uso drogas pero siempre trato de penzar q me pasaria si la usaba noc es re loca tu historia re mal perder un amigo asi y noc por mi agan lo q les parece mejor si usan para mi se estragan pero por algo esta eso en la sociedad y los q no usan todo bien pero siempre quedara eso indeciso y sin responder, que sera se siente? esa pregunta me la ago yo siempre bueno eso nomas buena tu historia y piensen lo q hacen...
por algo seguramente isiste esta pagina y de seguro te quedo el peso en la consiensia por tantas cosas que te pasa diariamente creo q es algo imposible de salir de eso`pero si no fuise por el casi si seria imposible...

Escrito por ayanami a las 11 de Mayo 2007 a las 11:36 PM

hola, simplemente quisiera saber de quién es la foto. gracias.

Escrito por luz a las 16 de Junio 2007 a las 04:06 AM

yo opino ke la foto de la jeringa es buena de ahi toda tu pajina es un asko culero

Escrito por chinga tu madre a las 15 de Julio 2007 a las 08:15 PM

qe paso con el amigo ?
se murio ?

Escrito por claudia a las 5 de Diciembre 2007 a las 04:10 AM

SABEN...
HAY MEJORES COSAS PARA VOLAR... ES MUY BUENA HISTORIA Y MUY BUENA REDACCION. NUNCA HE PROVADO ESTAS COSAS SABEN POR QUE POR QUE AMO MI CUERPO Y MI ALMA Y USTEDES DEBERIAN HACER LO MISMO, PARA QUE VOLAR POR UN RATO? SI AL DESERTAR SE ENCONTRARAN EN UN INFIERNO DEL CUAL NO SALDRAN, SI, POR QUE AL CONSUMIR ESTAS DROGAS SUS PROBLEMAS NO DISMINUYEN, SOLO AUMENTAN,LASTIMA QUE PERSNAS DE MI MISMA EDAD NO SEPAN APRECIAR LA VIDA, SI QUIEREN ESCAPAR DE LOS PROBLEMAS NO HAY MEJOR FORMA QUE RESOLVERLOS...

Escrito por LUNA a las 22 de Abril 2008 a las 06:25 PM
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