Quiero hablar de aquellas gotas
que cayeron
cuando conocí tus manos
caminando sobre las letras de mi cariño.
Mojaban de nuevo tu mirada
mientras las olas
rompían la lejanía,
el horizonte delgado
rojo y mudo
que a menudo sientes
desde tu balcón.
Hoy llueve como entonces
y tus manos siguen presas
en mis te quiero.
Y tus pasos en el asfalto.
Y las olas rompen instantes
de no saber en qué creer,
mientras mueren pájaros
y cuerpos caminan
sin destino,
sin sol,
sin ruido.
Y tu lluvia no los moja.
Ricardo.
Gracias por dejarme compartir lo que escribís, es realmente muy bonito, triste y sentimental.
un beso, Patri