Quienes consiguen lo que desean en la vida, son aquellos que no temen aceptar responsabilidades.
Piénsalo, ¿con quién preferirías tratar?
Con alguien que pone excusas todo el tiempo y que siempre culpa a los demás por las cosas que salen mal, o con alguien que asume la responsabilidad y resuelve el problema, sin importar de quién fue la culpa?
Deseando asumir responsabilidades, te diferencias inmediatamente de la multitud.
Te conviertes en una persona orientada a los resultados, en un hacedor.
Eres un líder y un realizador.
No es más que lógica pura que cuando uno está dispuesto a asumir más responsabilidad, recibe más responsabilidad.
Asume responsabilidad por tu trabajo.
Por tu carrera.
Por tus alrededores.
Por tu salud.
Evita culpar a los demás por tus problemas, porque eso les da el control de tu vida.
En el preciso instante en que asumes la responsabilidad, te conviertes en el artífice de tu propio destino.
Hazte cargo, asume el control, acepta la responsabilidad.