Todos, todos tenemos una hora cobarde,
una hora de hastío cuando muere la tarde.
Cuando se va el amigo que nos trae calor,
el amigo de oro, el Mago Gestador.
Cuando se juntan todas las impresiones malas
y el alma es un tejido de finísimas alas.
Cuando puede decirse: lo que fué no será;
lo que no hice hoy no lo haré nunca ya.
Es entonces, cobarde, que me acosa el deseo
de no ser y ni pienso, ni trabajo, ni creo.
Es una nulidad completa de mí misma
que me asusta y me hiere, me subyuga y abisma.
Es entonces que yo quisiera ser así
como una cosa nimia, futil, baladí.
Un chiche que se lleva guardado en el bolsillo.
una prenda cualquiera, un reloj, un anillo...
Ser una cosa muerta que la llevan cargada
y que no sabe nada y que no piensa nada.
Todos, todos tenemos una hora cobarde,
una hora de hastío cuando muere la tarde.
Alfonsina Storni
"La inquietud del rosal"