¿ Se puede morir de amor ? Nadie lo sabe en verdad. Por eso, les relataré esta vivencia que aunque fantasiosa, la hemos visto alguna vez.
La historia comienza así: Había una vez, una chica muy especial, romántica y sensible que se enamora perdidamente de un ser algo complejo, ya que él desconfiaba de todo y de todos. Nunca entendió, eso, pero tampoco quiso preguntarle nada,no deseaba hacerle revivir esos momentos que oscurecieron su fe en la gente.
Él rara vez sonreía y cuando lo hacía, pues, le cambiaba hasta el color de los ojos. Hablaba poco y su mirada siempre parecía estar perdida en algun lugar que nadie más que él podía ver. Ella lo amaba con locura a tal punto que para estar a su lado renunció a todo. Su mundo era él y su reino estar a su lado.
Al comienzo todo anduvo bien, aparentemente había aprendido a sonreir y a decir en tiernas palabras cuanto la amaba. Él bromeaba diciéndole que estaba transformando al ser huraño que siempre había sido para hacer de el un hombre feliz y enamorado. Ella se veía bella y cada día más enamorada. Sus ojos brillaban y su piel pareció rejuvenecer. Sí, se veía linda tan enamorada e ilusionada.
El tiempo pasaba y se sentía cada día más contenta, hasta que una noche él no llegó al nido de amor que tenían allá, en una hermosa callesita de un lejano país. Había en su rostro angustia y ansiedad por esa ausencia nocturna, pero, también la esperanza que su compañero estaba bien que regresaría en cualquier momento y la cubriría de besos y palabras tiernas que le devolverían la calma. Las horas pasaban y el reloj se burlaba de su inquietud dando campanadas más sonoras. Ella, con ojos llorosos miraba hacia la calle, pidiéndole a Dios que lo trajera pronto de vuelta a su lado.
Las horas seguían pasando y su amor no llegaba, hasta que sin desearlo, se durmió sobre esa cama que cada noche compartían y que conocía cada uno de sus secretos de amor. La despertó la voz de su amado que decía su nombre en un extraño tono y la miraba de una forma que no podía definir. Se tendió a su lado y se durmió pesadamente. Ella pudo notar que olía a alcohol,pero guardó silencio y se acurrucó tiernamente a su lado.
Los días pasaron y esas ausencias se hicieron más frecuentes, lo que le provocaba una gran tristeza, pero, no tenía la fuerza para recriminarle nada. Tenía miedo, un miedo paralizante por eso,elegía callar, sintiendo ya en su corazón que había respuestas que no deseaba conocer. Lloraba en silencio y oculta de la mirada de ese ser a quien tanto amaba. Sentía ya la fríaldad de sus caricias y los besos que recibía no tenían ese sabor a ternura al que se había acostumbrado, pero seguía callando y amando sin preguntas.
Su rostro perdió la alegría y el brillo que le daba vida a su expresión, se tornó opaco y brumoso el día que su amor la abandonó sin decir nada. Su risa quedó olvidada en algún ignoto lugar de su alma y sus sueños románticos fueron reemplazados por pesadillas y tenebrosas sombras que se burlaban de sus otrora momentos felices. No, ya no era la misma, ahora era un alma en pena que andaba por la vida sin decir palabra y sin renegar contra el amor que seguía anidando en su corazón. Seguía teniendo la esperanza que era amada, aún cuando la soledad que la rodeaba dijera lo contrario.
Dicen que el amor es sufrimiento, quizás sea cierto, pero, también el amor es vida y ella se aferraba a esa idea. Amaba con desesperación y anhelaba recibir ternura y dulces caricias que le devolvieran la alegría perdida. Cada día se vestía con esmero y miraba ese lecho vacío y ya sin pasión, esperaba el regreso de su amante y soñaba con la idea de que todo volvería a ser como siempre y, así siguió pasando el tiempo. Noches solitarias y días sin emoción. Ya no habían sonrisas, sólo miradas obsesivas por esa ventana que mostraba una calle empedrada en la que no se vislumbraba la figura amada.
Pasó mucho tiempo hasta que un día, no sé en qué mes la encontraron dormida, con una foto de su amor aferrada a su pecho, había huellas de llanto en esa almohada que alguna vez compartieron. Sus delicadas y blancas manos apretaban con tanta fuerza esa imagen de dos seres felices que tal parecía, era parte de su cuerpo.
Sí, ella murió una fría noche de invierno, sola y aún esperando el regreso de ese hombre al que le entregó su cuerpo, su alma...su vida. Su figura delgada y ya sin vida, parecía un fiel reflejo de una fantasía de cuento en el que una príncesa dormida espera por la llegada del bello príncipe que besará sus labios para devolverle la vida. Sólo que esta vez, el príncipe no supo que en una callesita empedrada de un lugar cualquiera, había una dulce y etérea dama que esperaba por él.
Sí, podemos decir que de amor también se muere...
esta muy llegadora tu historia y la describes muy bien a como pasa cuando nos enamoramos y yo tmb digo q si se puede morir de amor
Escrito por aenya a las 15 de Septiembre 2007 a las 12:22 AMsabes
yo puedo decir que el amor es todo en la vida y si mi amor se va, no solo desearia morir sino, si sigo viviendo estaria muerto en vida, sin el amor de ella no vale nada de nada + en la vida,
asi q
Si se puede morir de amor
Escrito por Mauricio a las 25 de Octubre 2007 a las 11:55 PMDefinitivamente el amor es el motor màs importante de nuestras vidas, el problema es que hay gente tan débil y tan utópica que efectivamente llega a los extremos, lo principal es amarse a uno mismo porque la codependencia te puede destruir
Escrito por noelli a las 1 de Enero 2009 a las 05:34 AM