9 de Febrero 2007

FANTASMAS

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Durante años, Hitoshi intentó (inútilmente) despertar el amor de aquella, a quien consideraba ser la mujer de su vida. Pero el destino es irónico: el mismo día que ella lo aceptó como futuro marido, también descubrió que tenía una enfermedad incurable y que le quedaba poco tiempo de vida. Seis meses después, ya a punto de morir, ella le pidió:
- Quiero que me prometas una cosa, que jamás te volverás a enamorar. Si lo haces, volveré todas las noches para asustarte. Y cerró los ojos para siempre.


Durante muchos meses, Hitoshi evitó aproximarse a otras mujeres, pero el destino continuó y él descubrió un nuevo amor. Cuando se preparaba para casarse, el fantasma de su ex amada cumplió su promesa y apareció.
- Me estás traicionando -le dijo-.
- Durante años te entregué mi corazón y tú no me correspondías -respondió Hitoshi-. ¿No crees que merezco una segunda oportunidad de ser feliz?


Pero el fantasma de la ex amada no quiso saber de disculpas y todas las noches venía para asustarlo. Contaba con todo detalle lo que había sucedido durante el día, las palabras de amor que él había dicho a su novia, los besos y abrazos que se habían intercambiado. Hitoshi ya no podía dormir, así que se fue a buscar al maestro zen Bashó:
- Es un fantasma muy listo -comentó Bashó-. Ella sabe todo, hasta los menores detalles, y ya está acabando con mi noviazgo, porque no consigo dormir y en los momentos de intimidad con mi amada me siento muy inhibido.
- Vamos a alejar este fantasma -garantizó Bashó-.


Aquella noche, cuando el fantasma retornó, Hitoshi lo abordó antes de que dijera la primera frase:
- Eres un fantasma tan sabio, que haremos un trato. Como me vigilas todo el tiempo, te voy a preguntar algo que hice hoy, si aciertas, abandono a mi novia y nunca más tendré mujer. Si te equivocas, has de prometer que no volverás a aparecer, so pena de ser condenado por los dioses a vagar para siempre en la oscuridad.
- De acuerdo. -respondió el ánima, confiada-.
- Esta tarde, yo estaba en el almacén y, en un determinado momento, cogí un puñado de granos de trigo de dentro de un saco.
- Sí. Lo vi -dijo el fantasma.
- La pregunta es la siguiente: ¿cuántos granos de trigo tenía en mi mano?


El fantasma comprendió en ese instante que no conseguiría jamás responder la pregunta. Y para evitar ser perseguido por los dioses en la oscuridad eterna, decidió desaparecer para siempre. Dos días después, Hitoshi fue hasta la casa del maestro zen:
- Vine a darle las gracias.
- Aprovecha para aprender las lecciones que forman parte de esta experiencia -respondió Bashó-.


rosita.bmp "En primer lugar, aquel espíritu volvía siempre porque tenías miedo. Si quieres alejar una maldición, no le des la menor importancia".

rosita.bmp "Segundo: el fantasma sacaba provecho de tu sensación de culpa: cuando nos sentimos culpables, siempre deseamos(inconscientemente) el castigo".

rosita.bmp "Y, finalmente, nadie que realmente te amara te obligaría a hacer ese tipo de promesa. Si quieres entender el amor, aprende la libertad".

Paulo Coelho
Escritor y Novelista Brasilero

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Escrito por mi tribu urbana a las 9 de Febrero 2007 a las 07:00 AM
Comentarios

la historia es preciosa

la he guardado junto a mis documentos

me ha conmovido

me alegro de haberla leido

y de que haya gente que escriba estas cosas

saludos

Escrito por ....NeNiTa.... a las 25 de Julio 2007 a las 03:01 PM
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