19 de Septiembre 2006

QUERIDO HIJO

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Ahora que te vería pasar de niño a hombre me gustaría hablarte de cómo cambiaría tu vida. Quisiera hablarte de tus nuevas realidades: aquellas en las que el bueno no triunfa siempre y la guerra en la televisión es noticia, no película. Quisiera prepararte para las nuevas sensaciones que vienen con la edad, para el dolor y la alegría que ocasiona un gran amor, para las satisfacciones que genera una amistad verdadera y la tristeza tan profunda que deja la traición.
Quisiera enseñarte a enfrentar los problemas con juicio, con firmeza y sin temor. Quisiera que comprendas que a pesar de la corrupción social, económica y política que vivimos a diario, todo en la vida es factible, cambiable, fácil de resolver y manejable por métodos honestos.
Pondría a tu disposición las herramientas necesarias para formar tu personalidad, para elaborar tu futuro, para fortalecer tu carácter. Con ellas descubrirías que para ser un hombre sano deberás ejercitar tu cuerpo, nutrir tu intelecto, apoyarte en la religión, ayudar a tu prójimo, obedecer las leyes, luchar por tus ideas y respetar las ajenas. También reconocerías las oportunidades, sin perjudicar a los demás ni abusar de los incautos.
Quisiera, por sobre todo, que aprendieras a decidir por ti mismo y a aceptar responsabilidad por tus acciones, para que nunca te lamentes de haber permitido que otros forjaran tu destino, para que nunca mires hacia atrás con nostalgia por lo que pudo haber sido, sino que siempre te sientas plenamente satisfecho por lo que fue.
Yo alabaría tus triunfos y sufriría contigo tus desventuras. Sería cómplice de tus logros y tus fracasos y en lo bueno y en lo malo. Aprenderías que no estás solo en este mundo; que eres parte importantísima de un núcleo familiar del que nunca te fuiste; que mientras más grande sea tu círculo social, más se enriquecería tu vida pero mayores también serían tus responsabilidades morales con todo el que te rodea.
Quisiera enseñarte, hijo mío, que puedes ser bueno sin que abusen de ti; que se puede ser valiente sin arriesgar inútilmente la vida; que no serías menos hombre porque llores o sientas miedo o le seas fiel a tu mujer; que vale más la pena ganarse el respeto de un enemigo que la adulación de un amigo; que se puede ser justo sin ser implacable, discreto sin ser retraído, religioso sin ser fanático.
Sé muy bien que el camino del adolescente es difícil de transitar. Lo sé porque lo he recorrido y logré llegar airosa al otro lado. Daría mi vida si hubiese sido necesario para que esta carta pudieras leerla junto a tu papá y tus hermanas y de todos los que te querían y esperaban. Pero el destino no quiso que la vida te sonría y te enseñe lo bueno y lo malo.
Te amo con todo mi corazón. Mañana cumplirlas 19 años junto a nosotros, pero de todas maneras estás en un mundo mejor, donde no existe la injusticia, el odio y la envidia.
Nunca en toda mi vida te voy a olvidar...vivís eternamente dentro de mi corazón.

Tu mamá

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Escrito por mi tribu urbana a las 19 de Septiembre 2006 a las 11:00 AM
Comentarios

muy bonito

Escrito por norma maya a las 29 de Diciembre 2007 a las 04:22 AM

siento mucho su dolor ya q yo perdi ami esposo de 21 años.
y de esta forma su hijo sigue vivo en sus recuerdos

Escrito por janet a las 21 de Agosto 2009 a las 07:37 PM
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