Quien se aparta de la colmena
por el miedo que le produce
el aguijón de la abeja,
nunca podrá disfrutar de la dulzura de su miel.
Quien aleja su mano del rosal
por temor a las espinas, jamás
podrá agradar a nadie con el
obsequio de una bella rosa.
Quien se sienta sobre la grama,
acobardado ante el gran reto
de la montaña, no sabrá lo que es
la plenitud que se goza en la cumbre.
Quien no enciende el fuego por temor
a quemarse con sus llamas, se morirá temblando de frió
y nunca podrá alegrarse
con los beneficios de su luz.
Y quien no es capaz de sufrir y
sacrificarse por los demás, jamás
gozara de la felicidad de amar y ser amado.
¡Porque todo lo que vale la pena exige grandes sacrificios!
Autor: César Guzmán
Escrito por mi tribu urbana a las 13 de Septiembre 2006 a las 06:20 AM