8 de Abril 2006

ANTES DE QUE TUS HIJOS CREZCAN...

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Hay un período en el que los padres quedamos huérfanos de nuestros hijos; es que ellos crecen independientemente de nosotros, como árboles murmurantes y pájaros imprudentes. Crecen sin pedir permiso a la vida, con una estridencia alegre y a veces, con alardeada arrogancia. Pero no crecen todos los días; crecen de repente. Un día, se sientan cerca de vos y con increíble naturalidad, te dicen cualquier cosa que te indica que esa criatura, hasta ayer en pañales y pasitos temblorosos e inseguros..., creció. ¿cuándo creció que no lo percibiste?. ¿dónde quedaron las fiestas infantiles, los juegos en la arena, los cumpleaños con payasos? Crecieron en un ritual de obediencia orgánica y desobediencia civil. Ahora estas ahí, en la puerta de la disco, esperando ansioso, no sólo que no crezca, sino que aparezca... Allí están muchos padres al volante, esperando que salgan zumbando sobre patines, con sus pelos largos y sueltos. Y allí están nuestros hijos, entre hamburguesas y gaseosas; en las esquinas, con el uniforme de su generación y sus incómodas mochilas en la espalda. Y aquí estamos nosotros, con el pelo cano... Y son nuestros hijos; los que amamos a pesar de los golpes de los vientos, de las escasas cosechas de paz, de las malas noticias y las dictaduras de las horas. Ellos crecieron observando y aprendiendo con nuestros errores y nuestros aciertos; principalmente con los errores que esperamos no repitan... Hay un período en que los padres vamos quedando huérfanos de hijos...; ya no los buscamos en las puertas de las discotecas y los cines. Pasó el tiempo del piano, el fútbol, el ballet, la natación....salieron del asiento de atrás y pasaron al volante de sus propias vidas. Algunos, deberíamos haber ido más junto a su cama, a la noche, para oír su alma respirando conversaciones y confidencias entre las sábanas de la infancia; y cuando fueron adolescentes, a los cubrecamas de aquellas piezas cubiertas de calcomanías, posters, agendas coloridas y discos ensordecedores. Pero crecieron sin que agotáramos con ellos todo nuestro afecto. Al principio nos acompañaban al campo, a la playa, a piscinas y reuniones de conocidos; navidad y pascuas compartidas. Y había peleas en el auto por la ventana, los pedidos de chiclets y la música de moda. Después llegó el tiempo en que viajar con los padres se transformó en esfuerzo y sufrimiento: no podían dejar a sus amigos y a sus primeros amores. Y quedamos los padres exiliados de los hijos. Teníamos la soledad que siempre habíamos deseado...y nos llegó el momento en que sólo miramos de lejos, algunos, en silencio, y esperamos que elijan bien en la búsqueda de la felicidad y conquisten el mundo del modo menos complejo posible. El secreto es esperar...en cualquier momento nos darán nietos. El nieto es la hora del cariño ocioso y la picardía no ejercida en los propios hijos; por eso los abuelos son tan desmesurados y distribuyen tan incontrolable cariño. Los nietos son la última oportunidad de reeditar nuestro afecto. Por eso es necesario hacer algunas cosas adicionales, antes de que nuestros hijos crezcan. Así es: las personas sólo aprendemos a ser hijos, después de ser padres y sólo aprendemos a ser padres, después de ser abuelos... En fin, pareciera que sólo aprendemos a vivir, después de que la vida se nos pasó...

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Escrito por mi tribu urbana a las 8 de Abril 2006 a las 10:40 AM
Comentarios

Busco el autor de este escrito para ver si puedo incluirlo en mi proximo libro "Diario De Un Padre". De paso les invito a leer parte de mi trabajo. Espero les guste.

Nunca me sentí tan emocionado.

La noche del lunes 12 de Abril de 2004 fui a ver este juego de baseball. Era la parte alta de la tercera entrada, un out, bases llenas y allí en el “home plate” se encontraba mi jugador favorito. El, se había ponchado en su primer turno al bate, pero a mi no me importaba ese pronostico pues desde muy temprano sabia que esta sería una noche inolvidable para ambos.

El primer lanzamiento fue perfecto y lo abanico sin éxito. El segundo fue una bola baja y afuera, a la que no hizo ningún intento. Yo imaginaba que me había escuchado cuando segundos antes le gritaba: “!Espera la bola buena campeón, si es mala no le tires!” Tal vez para el, yo podía ser un fanático más, pero su mirada se fijo en mí y en el momento que lo hizo todos mis sentidos estaban dirigidos a el y en la emoción de esa mirada que nos dimos solo pude decirle: “Yo voy a ti.”

El tercer lanzamiento vino como el primero, solo que esta vez la adrenalina, los gritos de otros fanáticos y el deseo tan inmenso que tenia yo de ver a mi estrella conectar un hit; propiciaron que el contacto fuera inevitable.

Fue un sencillo por tercera base, impulsador de las dos primeras carreras y mientras yo gritaba emocionado !Corre! ¡Corre! Esos segundos que le tomo llegar a la primera base parecieron eternos; el tercera base opto por sacarlo en primera y lanzo la pelota con todas sus fuerzas pero mi campeón llego a salvo. Yo casi lloro de la emoción que sentí y estoy muy agradecido de Dios por haberme permitido ser testigo en primera fila de este momento histórico, por que…

No todos los días se ve a un hijo conectar su primer hit.

Lo logro después de algunos juegos, pero en una forma espectacular y minutos después pudo ser empujado desde la primera base por un emocionado compañero de equipo que aporto para que mi campeón también pisara por primera vez el “home plate.”

Como todo gran fanático, hice que me autografiara esa pelota y será un gran tesoro, pero nunca más que la emoción que sentí.

Hay padres que no han tenido esta oportunidad. Hay otros que la dejaran pasar. Otros ni siquiera lo imaginan. No se en que grupo estas pero te exhorto a que no te lo pierdas. Hay sacrificios que valen la pena.

¡Todo por tus hijos!

Diario De Un Padre
Escrito por: Joseph De Jesús
diariodeunpadre@yahoo.com

Escrito por Joseph De Jesús a las 19 de Octubre 2006 a las 05:21 AM

t'a vu ca??ils viennent voir mais pas de comm

Escrito por 1 a las 3 de Agosto 2007 a las 11:27 PM

Hermoso,tengo hijos adolescentes y esto refleja una gran verdad,la adolescencia es el inicio de la independencia de nuestros hijos,pero debemos entender que ellos estan creciendo,igualmente es cuando mas debemos estar cerca de ellos porque hay muchos peligros que acechan y tenemos que estar alli alertas...

Escrito por Liliana Muriel a las 25 de Octubre 2011 a las 04:06 AM
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